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BRUJAS Y RONDAS NOCTURNAS
Por oír misa y echar cebada no se pierde la jornada.
José Miguel de Barandiaran en su libro Brujería y brujas. Testimonios recogidos en el País Vasco insertó la siguiente variante de una leyenda de brujas de la zona de Agurain que sacó de un manuscrito inédito del también insigne erudito D. Federico de Baraibar que le había sido proporcionado por D. Carlos de Baraibar, digno continuador de la labor de su ilustre tío.
La leyenda está escrita a continuación de otros datos folclóricos recogidos en los alrededores de Salvatierra.
Se halló en una carpeta que contenía escritos de los años 1870 al 1874 y dice así:
"Dos arrieros apostaron sus mulas sobre el refrán "Por oír misa y echar cebada, no se pierde jornada". Uno oyó misa, el otro no. Este adelantó muchísimo a su amigo, que perdió la jornada y por tanto la apuesta. Cuando volvía triste a su casa, le sorprendió la noche y se perdió en el monte.
No sabiendo donde cobijarse, se subió a un árbol, y al dar las doce de la noche, vio que del tronco salían muchas brujas y bailaban alrededor del diablo besándole en "salva la parte". Cuando se sosegaron dijo una de ellas.
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Después que se marcharon las brujas, el arriero fue al palacio del rey y curó a la infanta y le dieron mucho dinero.
El otro arriero cuando se enteró de cómo había obtenido éste el dinero subió al monte y se escondió en el mismo árbol. Más las brujas, que sospechaban porque se había puesto buena la infanta, que alguno las escuchaba, registraron todo, lo descubrieron y lo mataron a arañazos y pellizcos.
De modo que así se ve cómo:
"Por oír misa y echar cebada
No se pierde la jornada"
Viejas leyendas de Salvatierra-
José Miguel Barandiaran -