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SIERRA DE ENTZIA
ENTZIAKO MEDIKATEA
Kepa RUIZ DE EGUINO
EXCURSIONES POR LA SIERRA ENTZIA
Cascadas de Andoin
Cascadas de Zarpia
El Nacedero de Zarpia se encuentra en la cabecera del Barranco de Larrondoa, a 900 metros de altitud bajo un escarpe rocoso y cerca de una caseta de aguas. El Nacedero es la fuente principal del río Larrondoa, una importante surgencia que abastece de agua a Contrasta.
Encima de la caseta se encuentra el viejo canal de agua que proveía a la central hidroeléctrica al Valle y a Agurain. También se encuentra unos metros más arriba la Cueva del Nacedero de Zarpia, que se accede con barca y la Cueva de zarpia. Se trata de una amplia galería de altura variable, que tras pasar su angosta entrada alcanza más de 20 metros en su sala principal de la que parten otros corredores.
En éste bucólico enclave, de elevada humedad ambiental y enteramente tapizado por los musgos prosperan frenos y arces con tilos formando un variado bosque mixto que matiza la uniformidad del hayedo.
Barranco y Cascadas de Igoroin
Este barranco de Igoroin se encuentra ubicado en la Sierra de Entzia entre las localidades de Musitu y Roitegui.
Se trata de un corredor natural de sinuoso trazado por cuyo fondo discurre el arroyo Igoroin que aprovechando materiales fácilmente erosionables origina valles estrechos con elevados escarpes que forman este espectacular barranco y responde a la inicial erosión preferencial por el mencionado arroyo a lo largo de las fracturas de dirección Este – Oeste.
Peñascal de Katarri
El enclave kárstico de Katarri se encuentra en las cercanías de las campas de Itaida, al pie del Alto de Lazkueta en la Sierra de Entzia y se caracteriza por la morfología caótica recorrida por un laberinto de profundos canales donde se forman pequeñas cavidades en la roca, gigantescos y bellos monolitos naturales, perforaciones que taladran la roca. A estas formaciones se les denomina lapiaces de canales o corredores”, siendo este tipo de estructura morfológica, dentro de los paisajes karsticos alavés, singular y casi exclusivo de nuestra Sierra. También sorprende al visitante la belleza y complejidad del conjunto.
El lapiaz en sí no es más que una de las manifestaciones de un proceso genético que tiene su origen en la circulación hidrológica y erosiva de un conjunto más extenso. En el exterior se pueden apreciar también otras morfologías asociadas al mismo, tales como valles ciegos o “poljes”, sumideros, dolinas, surgencias, simas y ríos subterráneos.
Destaca entre ellos un sumidero que forma una cavidad activa que llega a un punto de estrangulamiento que dificulta el avance al igual que otras pequeñas circulaciones localizadas cerca de ella.
Rutas de los monumentos megalíticos
Por las Campas de Legaire
La Sierra de Entzia es la prolongación geológica y biológica de la Sierra de Urbasa. Las campas de Legaire se abren como una gran meseta de pastos es un paraje relajante. En los grandes rasos el ganado pulula libre, hayas de portes que rayan la perfección, dólmenes de montaña, cromlech, menhires que hablan de la presencia prehistórica, acantilados donde destacan balcones como el Bayo o Mirutegui.
Desde el Puerto de Opakua parte la piesta (6 kms. Aprox.) que se adentra hasta las inmediaciones de las Campas de Legaire. Circunvalamos las campas visitando todos sus rincones. Partimos hacia el oeste localizando los dólmenes de Legaire Norte y Sur.
Más adelante el cromlech de Mendiluce. La Cruz de Mirutegui nos señala el camino, pasando con anterioridad por la cima del Baio. Seguimos por el escarpe hasta alcanzar el riachuelo de Legaire. Al lado de un espino encontramos el menhir de Akarte. Volviendo de este lugar al punto de partida.
Rutas de las cuevas de Entzia
Robledal de Munain, Vicuña y Opakua
Cerca de Agurain, exactamente entre Munain, Ocariz y Opakua el bosque guarda una joya natural: más de 600 robles con quinientos años de historia que acunan el Nacimiento del Zadorra.
Los cerdos que se criaban en los pueblos se soltaban por las Vargas de Entzia en el otoño para hozar en las dehesas de robles y quejigos las bellotas que caían al suelo. Aquella carne y aquellas grasas mataron mucha hambre a mediados del siglo XX. La peste porcina acabó con muchos cerdos y esta forma de criarlos.
Los vecinos de estos pueblos dejaban crecer sus robles hasta cierta altura y los talaban. Los troncos crecían a lo ancho y las ramas se talaban para leña para casa y el carboneo. Alrededor los cerdos pastaban así como las ovejas y el ganado mayor.
Diseñado en la Edad Media, que se hundió en los años setenta , cuando muchos pastizales se convirtieron en tierras de cultivo y cientos de árboles fueron talados.
La dehesa ha desaparecido y aquellos gigantes están rodeados hoy en día de maleza, pero resisten en pie. El resultado de los estudios es espectacular y el secreto está en la biodiversidad que guardan los árboles centenarios: 608 robles de al menos cinco siglos de antigüedad, otros de ochos siglos y algunos de hasta 1500 años con un perímetro medio de unos 428 ctms. 103 especies de escarabajos, salamandras, etc,
Son razones de peso para valorar un paraje que está protegido como Lugar de Interés Comunitario dentro de la Sierra de Entzia.
Ruta de los neveros de San Cristóbal
Antiguamente los habitantes de los pueblos debían buscar en el monte los recursos y las soluciones a sus problemas. Uno de los recursos fue la nieve invernal que caía en nuestra sierra y que se utlizaba antes de la creación de la energía eléctrica, para conservar alimentos o bien para preparar refrescos o en la prevención y curación de ciertas enfermedades.
En la ladera del monte San Cristóbal, a unos 1000 metros de altitud y en medio de un hermoso enclave kárstico, se encuentra el paraje conocido como “las neveras”. Se trata de una serie de simas y anchas grietas que fueron aprovechadas para la extracción del blanco elemento.
Uno de los procedimientos que se usaban para almacenar la nieve y que ésta se conservase durante más tiempo era el de tapizar el suelo de la nevera con materia vegetal como helechos y paja. La nieve que iba cayendo era prensada para compactarla mediante mazas y palos. Seguidamente se volvía a cubrir con ramaje y así hasta llenar las neveras, que era tapada con hierba seca.
Se trata de dos grandes grietas que llegan a alcanzar los treinta metros de profundidad y los cien metros de largo.
Paseos por La Minoria
Entre Musitu y Zikujano se encuentran las canteras de arena silícea que se utilizan para la construcción y fundición. Desde la ruta que lleva a Musitu o desde la pista se puede penetrar en un mundo de aspecto irreal, perderse entre montículos y altozanos, o extasiarse ante el descubrimiento de ese interior de la tierra. No hay más caminos que los que siguieron las máquinas y camiones transportando las arenas.
En media hora se puede llegar hasta los taludes más coloristas de las canteras de arena. Las laderas descarnadas dejan a la vista el color amarillo de sus arenas que, lavadas por las lluvias, acaban derrumbándose y formando extrañas lagunas y hermosas playas.
Las huellas van quedando impresas en el suelo, huellas que borrarán la próxima borrasca que también volverá a aportar sus aguas decorando sus numerosas y coloristas balsas.
Ruta de las Fuentes de Entzia
CASCADAS DEL BARRANCO DE IGOROIN
Kepa RUIZ DE EGUINO