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El área de la vida pastoril
Se extiende ésta por toda la sierra de Entzia e Iturrieta. En ésta gran extensión montañosa, hay establecidas en distintos lugares buen número de chozas o txabolas, que sirven de albergue o morada desde la primavera al otoño al pastor con su familia.
Se comprende que teniendo la Villa de Agurain un montazgo comunal, tan extenso, rico y frondoso, donde pueden pasturar tan libremente el ganado , no exista limitación en cuanto a pasto, ni se hallen éstos para su aprovechamiento distribuidos por zonas.
Todo vecino tiene derecho a llevar todas las cabezas de ganado que posea.
El pastor de los tiempos prehistóricos que se consideraba más seguro de la acometida de las fieras refugiado en grutas y cavernas, al desaparecer las fieras de nuestros impenetrables bosques y considerarse el hombre sin peligro ha modernizado estas chozas en lugares más alegres y mejor situados del monte, hoy en día muchas de éstas txabolas, aparte de ser más sólidas, su estilo las hace ser más vistosas y su interior confortable. Hoy día muchas de éstas chozas son tan agradables y disponen de tantas comodidades, que comenzando por la cocina económica, dormitorios, un cuarto para enseres y otro para almacenar los quesos, sólo falta para un completo confort, el c arto de baño. La construcción es de piedra y teja.
Por la construcción de éstas chozas se ha pagado (año 1955) un canon a la Parzonería de 5 pesetas y en lo sucesivo hay rumores que será elevado este canon a 7 pesetas.
El pastor no es el dueño de la txabola, pero es respetado siempre como si la poseyera en propiedad. Junto a la vivienda y formado con estacas entrelazadas todo con brezo, argoma y ramaje, existe el redil para las ovejas, en el que se recogen por la noche.
No se hace necesaria la ayuda del pastor en ésta operación de agruparlas y guiarlas al redil. Es tal el instinto de orientación que tiene el ganado, que a la caída de la tarde aparece balando el rebaño camino de su redil y al llegar a él es ordeñado; operación que se repite al amanecer del día siguiente y una vez ultimada, se abre la puerta y van a los campos de pasturaje, para volver a repetirse día a día esta apacible vida pastoril.
Por regla general los pastores que disponen buenos rebaños de ovejas, se dedican únicamente a atender éste medio de vida, prescindiendo casi de la agricultura, de la que sacan únicamente con el cultivo de algunas parcelas de terreno los estrictamente necesario para el alimento de la familia y la obtención de forrajes que permanecen ensilados hasta la llegada de los días crudos de invierno, en cuyos momentos son utilizados para alimentación y sostenimiento del ganado.
Hasta hace unos 60 años, finales del siglo XIX, la vida agrícola en Agurain era pobre y el labrador vivía con tantas privaciones que no le permitía con tanta penuria economizar ni ahorrar nada, sino que muchos vivían de prestado y cuando recogían las cosechas no les llegaba con su producto para saldar estas deudas y muchas veces tenían que aminorarlas o cancelarlas aportando también las utilidades obtenidas por el ganado. Hoy la vida del labrador de la Llanada es otra. Se ha hecho dueño de las fincas, cultiva más y mejor porque las maquinaria agrícola moderna y su desahogada situación económica se lo permite.
Son muchas las cabezas de ganado que sostiene en sus distintas especies, como puede comprobarlo con los datos que me ha facilitado el competente veterinario de esta villa, mi distinguido y buen amigo Don Severiano Aramburu.
El sistema de explotación del pasturaje en éste término de Salvatierra, se desarrolla sin cortapisas no obstáculos en la alta montaña donde , como se ha dicho, ocupa una gran extensión en las sierras de Entzia e Iturrieta. Quizás debido a esto y porque los pastos son abundantes en estos lugares, han llegado a establecerse tomando carta de vecindad en este Municipio para adquirir derecho, pastores procedentes de Guipuzcoa, del pueblo de Idiazabal, habiendo construido su choza en la montaña y su buena casa para el invierno en el pueblo de Opakua, hergoiena perteneciente al Ayuntamiento de Agurain, enclavada en la falda de la montaña y por la que pasa la carretera de Salvatierra a Estella. Sin contar con esta riqueza de pastos para el ganado, hay años que la abundancia de bellota de roble o de haya permite sostener grandes piaras de cerdos.
Muchas veces pienso que los pastores de estas sierras deberían hacer una labor muy provechosa para ellos esparciendo anualmente por zonas una mezcla de semillas de plantas o hierbas patentes, con lo que mejorarían el buen estado en carnes y leche de sus ganados.
Al levantarse la cosecha de cereales en la llanada de Salvatierra entra el ganado en lo que llaman rastrojeras. El labrador, después que la máquina segadora había dejado atado sobre el terreno el haz de mies, se limita a dar ligeramente una pasada a la finca para recoger con el rastrillo (al que llaman eskuara) algunas de las espigas que han quedado por el terreno.
Levantadas las cosechas y llevada la mies a la era para que la trilladora se encargue de las distintas operaciones inherentes a la misma, pueden los vecinos llevar sus ganados a la rastrojera, donde se alimentan y engordan con el grano que ha quedado en la tierra. Por este aprovechamiento paga el ganado mayor 5 pesetas por cabeza y 2,50 las crías. Estas cuotas se distribuían después de la siguiente forma: El 90 % era para el dueño de la finca; el dos y medio por ciento para el veterinario y el resto para Diputación y Hermandad de Labradores.
Lo recaudado por el aprovechamiento que hace el ganado durante el período primaveral en las fincas que están llecas y no han sido aún preparadas para la siembra, lo cobra íntegramente el dueño de la finca.
El ganado que más aprovechaba la rastrojera en el caballar, vacuno y especialmente el porcino, viéndose de éste último piaras de 200 ó 500 cerdos según la importancia que tenía el ganadero. No se podía aprovechar la rastrojera si el terreno estaba muy húmedo para no causar daño en el campo con las pisadas de los animales. Si el dueño del terreno había dejado el haz de mies en la finca, tampoco se podía entrar el ganado, pero transcurrido quince días sin que haya retirado el haz, no se respetaba ese derecho.
En la antigüedad disponía la Villa de Salvatierra de grandes extensiones de terreno dedicadas a monte y pastos en los lugares conocidos por los nombres de Sotos y Vargas, Udala y Parzonerías de Entzia, Iturrieta, Ubarrundia, Olza y Urbia.
La utilización forestal por parte de los vecinos fue libre y como las necesidades de estos eran tan limitadas, los bosques estaban tan cerrados de arbolado que según la tradición podía irse de árbol en árbol hasta Navarra.
Hoy en día aún se conserva los que llaman las suertes foguerales y consiste en que todos los años el Ayuntamiento de Salvatierra sortea entre los vecinos lotes de leña mediante un impuesto que los vecinos pagan a aquella Corporación.
El abuso de un aprovechamiento del monte sin reglamentación de ninguna clase, hizo que en al año 1847 se nombrasen Inspectores de montes para que pudiesen dictaminar en caso necesario, bajo su responsabilidad, siempre que se solicitase un aprovechamiento forestal que no lesionase la buena conservación del monte.
EL LOBO
Contaba Azkarraga que en su juventud conoció la desaparición del último lobo que merodeaba por estas montañas y que tenía atemorizados a todos los pastores de esta sierra por sus instintos carniceros y feroces de que dio prueba. Se ensañaba con el ganado haciendo verdaderos destrozos, siendo su predilección las cabras, aunque también se atrevió con novillos bravos, a los que dio fin con sus fieras acometidas. Se le persiguió constantemente, poniendo en juego todos los medios; desde el arma de fuego, cepos, celadas bien preparadas para que cayese a un profundo pozo cuya superficie estaba tapada con débiles ramitas y tierra, de tal forma que al pisar cayese al fondo. Todo fue en vano y tan pronto aparecía en esta demarcación como se trasladaba a los montes de Navarra para continuar allí sus fechorías.
Por fin, después de mucha persecución, cayó en un potente cepo, pero logró escapar, no sin haber quedado cojo, defecto que pudo comprobarse muy bien por la huellas que dejó en una nevada que cayó en la sierra y por las que se descubrió que solamente pisaba con tres patas. Al poco tiempo de este suceso le dieron al fin muerte, llamando la atención su corpulencia y no se ha conocido por estos contornos ejemplar más notable. Aquí se le puso el nombre de "El abuelo" y así terminó el último vestigio de estos animales.
Hoy solamente queda algún jabalí, gato montés y el zorro. Este último procrea mucho, por lo que abunda en el monte alto y también se ven ejemplares en el monte bajo. Es animal al que persiguen los pastores, porque como éstos al trasladarse a la sierra con el ganado y familia llevan consigo algunas aves de corral, sufren muchas bajas al cabo de la temporada por los aficionados que son dichos animales a la caza de las gallinas y pollos.
Me contaba un buen pastor de la localidad, mi amigo Aracama, persona muy culta y entendida en el pastoreo, al que se ha dedicado toda su vida y con el que he sostenido nimadas conversaciones que me han servido en este trabajo, que en una ocasión le llamó su mujer alarmada porque el zorro se había lanzado sobre el gallinero y estaba haciendo destrozos en las gallinas y pollos.
Salió Aracama con su escopeta y el zorro huyó llevándose parte del botín. Al día siguiente otro pastor le dio muerte. El zorro cuando es descubierto cambia de domicilio y si tiene crías se las lleva consigo a otra madriguera.
He visto de joven un procedimiento para cazar esta clase de alimañas. En las grandes nevadas y cuando el hambre les obliga a hazañas atrevidas, baja del monte a los gallineros de las hergoienas, pero aquí les espera un sorpresa. El modo de cazarlo es poner un trozo de carne atada al extremo de una cuerda y se deja ésta tendida en el suelo delante de la casa y el otro extremo de la cuerda que lleva unida una campanilla pasa por la ventana de la casa a una habitación de la misma. Esta operación se hace en el silencio de la noche para no infundir sospechas.
Al tirar el zorro el extremo de la cuerda queriendo llevarse la carne, toca la campanilla dentro de la casa, lo que no le llama la atención al zorro creyendo que es el ganado y entonces el cazador, que tiene preparada la escopeta, dispara contra el zorro en noche clara de luna. Con las acometidas de estos animales a los gallineros, les obliga a los pastores a vigilar y estar en guardia muchas veces para defender el ingreso que en huevos sacan las aves de corral.
En avicultura se ha comprobado que la gallina que se traslada del nivel del mar a clima más alto pone más huevos y esta mejoría en puesta se nota también en la gallina que es trasladada de la llanada alavesa a la montaña, pero es que aparte de la influencia de altura, la gallina en plena sierra encuentra más materia animal, con tanto insecto como ingiere y por consiguiente gana en proteínas.
Los pasturajes de montañas elevadas aprovechan, como se ha dicho, los rebaños pertenecientes a la Parzonería de Salvatierra y Zalduendo, en los términos de Entzia e Iturrieta, donde no hay lugares determinados para cada una de las distintas especies de ganado sino que andan libremente dentro de la demarcación que les corresponde en las citadas sierras
PASTORES GANADO LANAR
El número de pastores de ganado lanar que gozan de estos beneficios y que hacen vida en la montaña se calcula de 24 a 26 (año 1955) , con un promedio de 200 cabezas cada uno y prescindiendo de éstos son muchos los que por vivir en pueblos próximos al monte se limitan a llevar el ganado equino, bovino y porcino, sin mas vigilancia muchos de ellos que la que le presta el dueño acudiendo algún día por semana para ver donde andan.
Es un monótono concierto de esquilas con tantos miles de cabezas de ganado como se alimentan en esta sierra durante el periodo de primavera a otoño.
Me decía a este respecto otro pastor importante de esta localidad, mi amigo Arbulo, al que visité hace unos días y lo encontré acompañado de sus hijos, también pastores , que de continuar de esta forma la afluencia de ganado entre los pertenecientes a la Parzonería y abriendo la mano a los no pertenecientes, mediante el cobro de doble canon para éstos , llegará el día en que se agoten los pastos, con gran quebranto de la ganadería y con perjuicio especial para los que de siempre han tenido estos derechos.
Las majadas que vienen ocupando los pastores son respetadas de una a otra generación sin que suponga derecho de propiedad. Estas majadas en la montaña solamente tienen vida en el transcurso de primavera a otoño. Cuando los pastores se dan cuenta de que viene el invierno y que la prolongación de la estancia en la montaña puede ser peligrosa, ante el temor de que pueda sorprenderle algún temporal de nieves, recogen todos los enseres, agrupan el ganado y bajan al pueblo para pasar el invierno.
Este retorno lo hacen igual que a la ida por caminos amplio y en buen estado, por cañadas y otros por carretera.
VIDA PASTORIL ENTZIA 2
Junto a la casa del pastor en el pueblo, existe el corral para el rebaño y éste sale los días buenos por los altozanos, montículos y terrenos comunales, que existen próximos al pueblo. En los días de nieve permanece cerrado en los corrales y se les distribuye en los pesebres, forrajes, pajas de gramíneas, alfalfa o lo que disponga el pastor para estos casos.
Este año (1955) algunos pastores se han trasladado a Guipuzcoa con sus rebaños, tomando en alquiler los pastos y pagando por este aprovechamiento durante el tiempo o plazo convenido 100 pesetas por cabeza.
En los pueblos alaveses toman a su cargo un pastor para que cuide de todo el ganado existente en el pueblo, tanto en verano como en invierno. Por regla general todos los pueblos alaveses disponen de un monte comunal que viene a tener una extensión de 300 a 500 hectáreas para aprovechamiento de leña, pastos y aguas. En estos lugares pastura también el ganado durante el día en la época del invierno, vigilado por el pastor y a la caída de la tarde lo vuelve al pueblo y entrega a cada dueño el suyo.
A la mañana siguiente, al amanecer, toca el pastor el cuerno a manera de corneta y los vecinos sueltan sus ganados y el pastor se encarga de agruparlos y conducirlos al monte. A esta agrupación del ganado y llevado por el pastor se le llama "dula" y las especies que conduce por regla general son caballar, cabrío y vacuno.
En el verano una vez recogidas las cosechas de cereales, este ganado, al cargo del pastor, aprovecha las rastrojeras, comiendo las espigas que quedaron en el campo y las hierbas que brotan en el mismo.
Los pastos que brotan en las citadas sierras de Entzia e Iturrieta son finos, jugosos y nutritivos para el ganado. Entre estas dos sierras hay hierbas nocivas para el ganado en terrenos pantanosos, pero cuidan de que el ganado no pasture en estos lugares. Se pretende corregir este terreno insano con una labor de drenaje que permita el que desaparezcan estas tierras pantanosas que lo cubren y con ello las malas hierbas.
CREENCIAS Y RELIGIOSIDAD
Desde tiempo inmemorial y siendo nota destacada de este pueblo de Agurain su fe y creencias religiosas, era de ordenanza con asistencia obligatoria acudir en tiempos de Letanías en los tres días que preceden a la Ascensión del Señor y llevando la cera necesaria, para impetrar al Altísimo las lluvias necesarias para el campo y la conservación del ganado de toda enfermedad.
Todos los años desde remota antigüedad, se traía el agua de San Gregorio Ostiense de Navarra para bendecir los campos y cuando había plaga de ratones u otras enfermedades, era traída procesionalmente la cabeza de dicho santo y recibida en el límite jurisdiccional por una Comisión de Beneficiados que acompañaban la reliquia por Salvatierra y sus cuatro hergoienas pertenecientes al mismo, Alangua, Arrizala, Eguileor y Opakua y en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Agurain existe un recibo de 1.773 con los gastos habidos por el traslado de la cabeza de dicho santo y que se especifican en esta forma:
Limosna dada al Abad de San Gregorio, 301 reales y 6 maravedíes.
Gasto hecho en casa de Joaquín Abad, 156 reales y 20 maravedíes
Gastos de criados y cabalgaduras, 135 reales y 20 maravedíes
Por la misa, 4 reales y 8 para sacristanes y monaguillos.
Al que acompañó desde Contrasta 4 reales.
A Luis, alguacil dos días y medio 10 reales
Al comisionado que vino de Amescoa, 15 reales
Total 634 reales y 21 maravedíes.
No se comprende como un pueblo tan reciamente cristiano y creyente como Salvatierra, lleno de fe y dirigido por un clero muy numeroso que con verdadero celo se interesaba para que estas creencias perdurasen siempre en bien de las almas piadosas, pudo entregarse de lleno a los Saludadores y Embaucadores.
Corroboran lo expuesto algunas partidas de cuentas que se hallan archivadas en este Municipio de los años 1578 a 1579 y que dicen así:
Tres ducados que por nuestro acuerdo y mandato disteis y pagaste de dar y pagar a Martín Saez de Otaza, Saludador (dador de salud) que por nuestro acuerdo y mandato vino a esta Villa de Agurain para que saludase (diese salud) a las gentes y ganados della porque habían andado en esta Villa ciertos perros rabiosos y ganados.
En el año 1679 vino contratado como Saludador. Gabriel de Izaguirre, vecino de Oñate por una fanega de trigo y ocho reales al día, a fin de que por s u mediación se evitasen las enfermedades del ganado.
En el año 1727 nombraron Saludador mediante escritura y por nueve años a José Ruiz de Eguino, vecino de Oyon para que durante ese tiempo viniese de vez en cuando a saludar al ganado.
En el año 1772 se abona a una tal Catalina, vecina de Cegama 150 reales por dos viajes que hizo a esta Villa para santiguar el ganado.
Por fin el 5 de Septiembre del año 1760 llegó la hora de acabar con tanto charlatán de feria y tanta superchería y se lee un acuerdo haciendo constar que no se reconoce utilidad a los Saludadores y esa resolución fue ratificada por el Consejo y con esto acabó el cuento de los Saludadores y aunque siguió creyéndose hasta el año 1772, no se tiene noticia que perdurase por más tiempo.
Únicamente sigue en nuestros días colocándose una flor de cardo silvestre, llamada flor de Sol en la puerta de las casas o viviendas y en los establos, para que nos preserve del rayo y de las enfermedades del ganado.
También se invoca la protección de San Antonio en casos de enfermedad del ganado y se ve algún cuadro o estampa con el santo en los establos.
El pastor reserva las mejores crías hembras para ir mejorando y aumentando su rebaño y los corderos vende como carne. Las ovejas viejas las venden como carne y también conservan alguna para cecina.
La clase de queso que elaboran nuestros pastores son de tipo Urbía (en 1955, ahora es tipo Idiazabal) y viene a tener aproximadamente un kilo de peso. La elaboración del queso la hacen por medio de prensas y éstas se componen de los moldes de una barra de hierro y un taco para sujetar o prensar y un brazo para colgar la pesa.
PARZONERIA 3
El sistema es el mismo que emplean los pastores de Urbía, que aunque éstos más trabajan el queso a mano que con prensa.
El suero que queda después de la elaboración del queso lo emplean para alimentar cerditos tetones que lo toman con avidez y se crían bien.
No se dedican a fabricar requesones.
En los pasturajes no se obtienen otros productos que la leche transformada en queso, la lana y los corderos para consumo como carne. Todo esto se transporta al Valle por medio de caballerías provistas de cestos que sujetan al animal con un ancho y fuerte cinturón y con alguna cuerda.
El esquileo de las ovejas se hace de San Juan a San Pedro, o sea del 24 de Junio al 29 del mismo mes.
Es costumbre entre los pastores tener un día de expansión y para ello organizan en las campas de Urbasa, el día de Santiago algunos actos religiosos en la capilla que tienen allí los PP. Capuchinos de Alsasua y después de comer comienza una animada romería.
No disponen de campos destinados a juegos.
Muchos rebaños, ante la crudeza y duración de éstos últimos inviernos, pasan éste periodo frío en tierras de Guipuzcoa y Vizcaya, contratando en estos parajes y por un tiempo convenido, el aprovechamiento de los pastos en prados o en montes pagando por este servicio el dueño 100 pesetas por cabeza.
Cuando apunta la primavera, vuelven los rebaños a su lugar de origen y por estos predios alaveses van aprovechando las hierbas que brotan en los campos de barbecho y en otros que aún no están sembrados.
Para Mayo, todos los rebaños son llevados por sus dueños a la Sierra, donde pasan hasta Diciembre, si el tiempo es benigno.
Salvatierra 15 de Mayo de 1955 -