Menu Principal:
EL CROMLECH DE MENDILUCE
Y EL SOLSTICIO DE VERANO
Kepa RUIZ DE EGUINO
El cromlech de Mendiluce está situado en las campas de Legaire, en la Sierra de Entzia y fue descubierto por Isidro S. de Urturi y estudiado por el arqueólogo alavés José Ignacio Vegas.
El 21 de Junio del 2004 más de 16000 personas se reunían en Stonehengen para contemplar la inequívoca relación entre las piedras del famoso monumento prehistórico y la andadura por el firmamento del sol en el día que nos ilumina durante más tiempo, el día del solsticio de verano. Ese mismo día 15.990 personas menos que en Stonehengen estábamos asistiendo al mismo fenómeno, justo en el momento antes de que se ocultara el sol entre las hayas de las campas de Legaire a las 21,20 h.
Stonehengen y Mendiluce son dos monumentos prehistóricos con 3000 años de antigüedad definidos como cromlech en los que se ha podido confirmar su relación con la posición de los astros, marcando momentos importantes del año astrológico. El primero se encuentra al Sur de Gran Bretaña cerca de Salisbury, el segundo se encuentra en Alava, en la parzonería de Entzia, al Sur de Agurain, en las campas de Legaire. Ambos sirvieron como lugar de enterramiento.
Los estudios de los arqueólogos establecieron que el cromlech vasco era un monumento realizado por las comunidades pastoriles que desarrollaron su actividad por nuestro montes durante el final de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro (aprox. 1000 años A.C.).
En los años 60 Jorge Oteiza publicó “Quosque tandem” ensayo de interpretación estética del alma vasca ”su origen en el cromlech neolítico y su restablecimiento por el arte contemporáneo”. El polémico y genial artista oriotarra los consideró como espacios religiosos que tenían su origen en el Neolítico y los relaciona con el círculo solar y particularmente con el plenilunio.
El vacío como concepto estético, ha sido una constante preocupación en la obra y pensamiento de Jorge Oteiza que escribió: “El escultor del cromlech abre un sitio para su corazón en peligro, hace un agujero en el cielo y su pequeña cabeza se encuentra con Dios”.
El cromlech
Señala Oteiza que los cromlech del país, esos pequeños cercos de piedra, como el de Mendiluze, que pueden verse en algunas zonas alejadas de nuestras montañas, son reflejo de la evolución experimentada por el hombre vasco prehistórico, del Paleolítico al Neolítico. Lo sorprendente del caso es que, apoyado obsesivamente en esos pedruscos de tiempos inmemoriales y tras efectuar una serie de disquisiciones. Oteiza consiguió poner en movimiento una nueva, fascinante y revolucionaria gnosis vasquista.
En contra de ciertas tendencias laicizantes, Oteiza afirmaba la existencia de un fondo religioso en el alma vasca. En una conferencia que pronunció en el año 62 en honor del “Aita” Barandiaran sobre el tema “El cromlech y las estelas funerarias”, dijo lo siguiente: “Para describir las características del vasco original en el Neolítico, basta con resumir lo que el crómlech representa en la evolución prehistórica del arte”. Para la interpretación estética de Oteiza, el cromlech es un recinto sagrado, vacío y puro. En su “Quosque tandem” establece un paralelismo entre el crómlech vasco, microlítico (a escala de la persona, como lo designaba él, en oposición al megalítico europeo), y el euskara. Y dice que el arte y el idioma vasco se han ido construyendo mutuamente, quedando como testigos de nuestro pasado remoto. Afirma que el pastor del cromlech es el forjador de nuestra conciencia, al traducir la primitiva religiosidad estética en sentimiento religioso. El cromlech equivale a lugar sagrado, a iglesia, y piensa que el euskara tiene que conservar, en alguna zona del país, algún término que designe al crómlech con su raíz “hutz”.
Oteiza fue siempre enemigo del colosalismo. Muchas veces afirmó que las estatuas muy grandes son para los pueblos cretinos, que al contemplarlas se sientes a sí mismos amplificados. Se entusiasma con el cromlech y niega que su escasa monumentalidad deba interpretarse como un remedio degenerado de las grandes alineaciones megalíticas de Bretaña, Irlanda o Inglaterra. Para él era todo lo contrario, Representan el descubrimiento de un nuevo concepto monumental a escala humana. En “Quosque tandem” declara con orgullo su total identificación con el propósito experimental del escultor de aquellas rústicas piedras prehistóricas que prefiguraban su teoría de la desocupación del espacio.
A José Ignacio Vegas tras estudiar y recuperar el cromlech le llegó la hora de definir y confirmar todos los datos analizados: Monumento funerario, testigo del dominio de un territorio, espacio religioso, lugar de reuniones, calendario, brújula... y algunos otros.
El procedimiento para comprobar lo afirmado por la astrología no podía ser otro que acudir al lugar los días de solsticio de invierno y verano, es decir el 21 de Diciembre y el de Junio.
Dadas las características de nuestro clima y como el suceso no ocurre más que dos días al año y a unas horas muy concretas. De forma inesperada el 21 de Junio del año 2002 reunió todas las condiciones idóneas para hacer una correcta observación. A las 21 y 20 horas la sombra del menhir situado en el Oeste se iba acercando al del Este hasta taparlo casi por completo, momento en el que al ocultarse el sol todo se convirtió en sombra.
Hay quedan numerosas preguntas por hacer.... ¿Porqué hace 3000 años en países tan alejados los hombres crearon estos monumentos con una misma mentalidad, siguiendo rituales marcados por las estrellas demostrando el conocimiento de estos círculos para indicar las estaciones anuales o para elaborar unidades de tiempo para dividir el año???.
Solo había un enterramiento, era algún hombre especial???.
Conocían estos hombres algunos secretos astronómicos como los aztecas, los incas o los antiguos egipcios?... para construir monumentos que actúen como medidores entre el hombre y las fuerzas poderosas del cosmos. Como cada año el día 21 de Junio a las 21 horas sorgines, brujas y brujos de la zona se siguen reuniendo alrededor del cromlech para contemplar este fenómeno entre el cielo y la tierra.
MENDILUZE -
El círculo de Mendiluze, como otros cromlechs fueron erigidos para calcular los solsticios y los equinoccios.
Hace miles de año, el ser humano empezó a observar las estrellas en busca de patrones y reglas que lo ayudasen a entender el mundo. Su hallazgo fue algo fascinante y a la vez amargo: La historia de la astronomía es también la del hombre enfrentado a su pequeñez y a su insignificancia.
Se trata, por tanto, de otro hecho clave en la prehistoria europea: La prueba que nuestros antepasados, supuestamente bárbaros, conocían tanto el cielo como los babilonios, egipcios, griegos o indios.
Estas piedras fueron dispuestas de modo tal que señalaban solsticios y equinoccios y actuaban como calendario.
Desde su origen el “homo sapiens” ha levantado su vista al cielo. Descubriendo así determinadas reglas en los movimientos de las estrellas y del día solar y a partir de ellas construyó la teoría sobre el universo.
CROMLECH DE MENDILUCE
La primera excavación del año 1984 certificó su carácter funerario con la aparición de una cista central con los restos de una cremación (carbones y huesos) y una serie de materiales (silex, cerámica, adornos, molde de hacha de arenisca)que nos permiten certificarlo como cromlech y asignarle una atribución cultural de finales del Bronce III o comienzos de la Edad de Hierro.
Este descubrimiento supuso una novedad importante en los estudios del País ya que hasta ahora no se conocía a ningún cromlech en la provincia y el único en la zona Sur de Euskal-
El circulo está formado por 4 grandes menhires y aproximadamente 80 testigos de tamaño variable.
SOLTICIO DE INVIERNO EN MENDILUCE
A las siete de la mañana del 23 de Diciembre se sube a Legaire para celebrar en el Cromlech de Mendiluce el solsticio y para darle la bienvenida al invierno.
Allí con las primeras luces del amanecer se puede observar la perfecta alineación de las piedras con la luz solar.
El Cromlech de Mendiluze
Se trata de un monumento prehistórico situada en la Sierra de Entzia al Oeste de las Campas de Legaire en un altozano entre los rasos pastoriles y los altos de Atau y Bayo. Una de las características de este cromlech es que se halla en un lugar poco común. La mayoría de los cromlechs se encuentran al norte de Guipúzcoa y Navarra, siendo éste el único que se encuentra al sur de Euskal Herria.
Es una alineación de piedras de forma circular, con cuatro piedras o menhires de mayor tamaño marcando los puntos cardinales y que hacían a la vez, según la mitología de guardianes del monumento funerario. El círculo tiene algo más de 10 metros de diámetro y está formado por ochenta piedra en total y una “cista” o círculo central donde se depositaban los restos funerarios, huesos y carbones, así como adornos, sílex y cerámicas.
Tenemos que reseñar que los cromlech son monumentos funerarios que a diferencia de los dólmenes en ellos no inhumaban a sus muesrtos, sino que en ellos se les incineraban. En el caso del de Mendiluze, según los estudios realizados se trataba de una sola persona que podía ser el chaman o jefe espiritual.
Este monumento sepulcral data de hace más de 3000 años, entre finales del Bronce III y principios de la Edad de Hierro.
El 21 de Junio, al atardecer a las 21 y 21 podemos comprobar un curioso fenómeno, la sombra proyectada por la piedra más alta que está situada al Oeste, llegará hasta tapar la piedra del Este, marcando el solsticio de verano.
La mitología ha atribuido a los cromlechs a distintos seres, como gentiles, mairus, intxisus, lo más común ha sido creer que era cosa de Maixus de ahí su nombre de Mairubaratz, que es como se les conoce, “baratz” es huerto y según contaba el “aita” Barandiarán, que antes de haber cementerios e iglesias, era en el huerto al lado de la casa donde se enterraba antiguamente a los muertos de la familia.
Fotos y Textos:
José Ignacio Vegas
Arabako Astronomia Elkartea
Patxi Urbina
Zazpi Ruiz de Infante
Agurain.org
Kepa Ruiz de Eguino