Menu Principal:
Isinohana de Lezao
Paco San Miguel
El único lugar en que al niño le resulta concebible la construcción de sus sueños -
Suprema lentitud cuyo aliento pulveriza las montañas y convierte en diamante el carbón; aviva el fuego sagrado de las profundidades y surca los espacios en forma de cometa.
Al atisbar esa dimensión prodigiosa –consciente apenas de su responsabilidad como hacedor de proyectos-
Cuando el aparejador de sueño –el niño arquitecto-
Su tarea –en ese desierto-
El cielo sobre el anfiteatro de adoquines -
La rueda del tiempo se desliza entre las nubes como una escalera de naipes.
Estar en las nubes aquí, es pisar la tierra.
En la fachada se incrustan piezas de mármol, pedazos de alabastro. Las ventanas del salón enmarcan en cuadros el paisaje.
Sobre el fogón reposa a todas horas una tisana de hierbas.
Robustas traviesas de madera conducen hacia un desván salpicado de claraboyas y baúles.
En el ala occidental del doble octógono –reservada al taller-
Al otro lado de las paredes de cristal –en sintonía con las cadencias del arroyo-
No hay necesidad de veleta en los tejados, porque aquí la dirección del viento apunta siempre hacia un lugar interior: ese dominio donde cobran sentido las palabras, donde yacen las formas primordiales, donde descansa el eje de rotación de la vida.
Vivir en Isinohana de Lezao, invita – obliga, más bien-
Sin querer, el artista acaba pareciéndose a un monje. Un monje –es decir-
El pan y el patxaran son hechos en casa. La leña procede del bosque. Los huevos de las hermosas gallinas negras que deambulan hasta el atardecer entre las esculturas. A través de las volutas de niebla, se filtran teselas de colores, fragmentos de una vidriera espectral: En los alrededores del dolmen embrujado la pureza del aire es mareante. Sobre la nieve reciente, resplandecen las caléndulas.
Tropezar dos veces en la misma piedra, es quizás la única manera de que la piedra florezca. La única manera, incluso, de que nonos sepulte la próxima vez bajo su peso.
Confieso –atrevido escultor-
Y te recuerdo –devoto escultor-
Ten calma. Ten paciencia – repite a ti mismo-
Cultiva, entre tus plantas, la humildad.
Cuando llegues a viejo, serás rico.