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Carnavales Rurales

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AGURAINGO   INAUTERIAK



CARNAVALES RURALES EN LA LLANADA ALAVESA

A partir de 1937 el régimen franquista prohibió los carnavales. Probablemente la gente no tendría muchas ganas de carnaval después de sufrir una guerra, pero lo cierto es que una tradición de siglos quedó interrumpida.

Tras la muerte del dictador en 1975, al igual que sucedió con muchas otras cosas, hubo quienes quisieron revivir los antiguos carnavales. En Zalduondo un animoso grupo de vecinos, encabezados por el ya fallecido Blas Arratibel, se propusieron la meta de volver a celebrar esta fiesta tal como antaño se hacía.


Carnavales de Agurain en los años 30


El carnaval, denominado en euskara inauteri o ihauteri , se festejaba antiguamente en todas las comunidades rurales de Euskal Herria y del resto de Europa. La Llanada no era ajena a ello y, hasta 1936, se celebraba en casi todos sus pueblos.

El carnaval rural tiene poco que ver con el que modernamente se celebra en casi todos los núcleos urbanos, en el que los participantes se limitan a disfrazarse. Como festejo organizado se estructura en la Edad Media, es hijo del cristianismo, aunque en él pervivan numerosos elementos paganos. Se establece previamente a la Cuaresma, los cuarenta días que preceden a la Semana Santa, como un periodo de relajación previo a sus rigores y penitencias.


Desfile del Carnaval de Agurain con la Banda de Música, Porreros y Sorginak


El carnaval es época de alegría y confusión. Federico de Baraibar en su obra Vocabulario Alavés dice que Trolla es bulla, ruido de gente, y que los muchachos en los días de Carnaval, solían ir cantando, "¡A la trolla! ¡A la chíbiri, biri, bombón!"

¿Qué significa el nombre? La palabra castellana carnaval parece de origen italiano, no apareciendo hasta el siglo XVI. Antes se llama a esta fiesta Carnal o Carnestolendas, en referencia a que se podía comer carne, cosa prohibida en la posterior Cuaresma.



La referencia a la carne no es sólo relativa a ésta como alimento, sino que también como alusión a los placeres carnales. Aparece también en la Edad Media el nombre Antruejo, Antroxu en Asturias, Entroido en Galicia, Entrudo en Portugal, que proviene del latín Introitus, que significa "introducir", pues el carnaval era la introducción a la Cuaresma.

Entre nosotros la palabra inauteri tiene un origen misterioso, aunque pudiera estar relacionada con el verboinausi, podar, pues el carnaval coincide, más o menos, con la época de la poda.


Los personajes del carnaval son estereotipos que se repiten año tras año. Están los porreros, estrafalariamente vestidos con retales encontrados por casa, con máscaras o la cara pintada, que persiguen a los críos con la puttika . El novio y la novia, donde un chico hace de novia y una chica de novio, con un carro tirado por mozos disfrazados de bueyes, la Vieja, el Diablo y otros.

Es fundamental la cuestación por las casas, que realizan los porreros, para luego hacer una merienda, que hoy se celebra el jueves de Lardero, pero que antiguamente se hacia el mismo domingo de carnaval, En Vitoria cantaban, "Ángeles semos, del cielo venemos, a pedir chorizos, patatas y huevos", que se corresponde con lo cantado en Bera de Bidasoa, "Tzinga ta arrautze, bat ezbada bertze " (Tocino y huevos, si no hay lo uno lo otro).


Acabar con los males.

El carnaval rural acaba en todas partes con la muerte y el entierro de un personaje, el cual representa el año que ha pasado. Hay que tener en cuenta que antaño el año empezaba con la primavera, por lo tanto no es sólo una fiesta de fin del invierno, sino también de fin de año.


El citado personaje, un pelele de paja de tamaño natural, es llamado en Francia Saint-Pansart, de ahí nuestro Zanpanzar, que en Salamanca se le llamaba Sancto Panza, de donde cogería Cervantes la idea para el famoso escudero de Don Quijote. En Lantz es Miel-Otxin y en Zalduondo Markitos. En otros sitios, en la Ribera de Navarra por ejemplo, era una vieja, al igual que en San Román de San Millán, o el Judas, como también en Moreda y en Salinas de Añana. Este personaje, que se quema al final de la fiesta, tiene en todas partes el mismo significado, acabar con el año que ha pasado y comenzar la primavera con ánimos renovados.



El carnaval rural, ahora que el sector primario no parece estar en su mejor momento, va en la Llanada sin embargo para arriba. Al de Zalduondo, ya consolidado, se ha unido desde hace un par de años el de Asparrena, que se celebra en Egino, Ilarduia y Andoin, gracias al esfuerzo y a la labor investigadora de un entusiasta grupo de vecinos.


En Agurain el domingo de carnaval se celebra una fiesta de estilo rural. En Barrundia se está formando un grupo que solicitará información a los mayores acerca de sus recuerdos sobre los carnavales de su juventud. En otros pueblos se investiga sobre estos asuntos.

El carnaval de Asparrena, como hemos dicho, se celebra en Egino, Ilarduia y Andoin.

Por ser los Carnavales de los tres pueblos muy semejantes entre sí, hace unos años, se decidió recuperarlos en conjunto.

Los testimonios recogidos dan fe de cómo era antaño este festejo:

“Perduraba desde el sábado hasta el Martes de Carnaval; sin embargo, los días más señalados eran el Domingo y el Martes.

El Domingo al mediodía salían los jóvenes a pedir por las casas con tambor y guitarra o acordeón, disfrazados de “Porreros”.

El atuendo de los Porreros no era uniforme, sino muy rico en detalles; coincidiendo los distintos elementos, en su mayoría, con el trabajo rural.

Unos llevaban los “zamarros” de los bueyes (pieles de oveja). Algunos iban disfrazados con sacos. No faltaba quien llevaba este saco doblado por la cabeza, a modo de caperuza.

En Ilarduia las chicas solían llevar unos vestidos blancos, con muchas puntillas (sayas). En Andoin, eran varios chicos los que salían con sayas viejas.

No faltaban algunos que utilizaban ropas de mucho colorido. Había chicas que se disfrazaban “de gitanas”.

En el carro iba una pareja vestida de novios (pero a la inversa de lo que eran en realidad: el novio engalanado de novia y viceversa).


En los últimos Carnavales celebrados en Andoin, algunos se disfrazaron como un hojalatero que solía ir al pueblo a arreglar el fondo de los pucheros,…

Otra figura que a veces hacía acto de presencia en el Carnaval era el “Quincallero”. El quincallero solía aparecer por los pueblos dos o tres veces al año.
Llegaba con un mulo que cargaba con dos cajones, uno a cada lado. Cada uno de ellos disponía de una pequeña puerta que dejaba al descubierto varios estantes con hilos, agujas, puntillas, tijeras…

Alguien que a veces surgía en medio de aquella comparsa de disfraces era “La Vieja”.

En un momento concreto del festejo aparecía también un extravagante personaje, de figura demoníaca, causando pavor en los niños.




El Martes preparaban al “Hombre de Paja”. Subían al monte a por ulagas, para la hoguera. Por la tarde, alguien que hacía las veces de cura, le acusaba de los males de la localidad. Finalmente, se le quemaba o se le reventaba con pólvora.

A la noche disfrutaban de una cena, con música de velada”.


Actualmente, y este fin de semana sin ir más lejos, el carnaval rural de Aspárrena se adelanta al sábado  de Febrero a las 16.00 horas de la tarde. A esta hora, comenzará en el pueblo de Ilarduia el singular y animado recorrido a pie que pasará por Eguino y acabará en Andoin para terminar con una cena popular en el último pueblo



En Zalduendo el carnaval empieza el domingo de Febrero a las 13.00 horas del mediodía. Se pasea por el pueblo a Marquitos (personaje popular) y se le empala frente al Palacio de Lazarraga (actual museo etnográfico). A las 17.00 horas de la tarde se realiza el desfile de Marquitos en un carro tirado por burros y acompañado de la gente disfrazada y de  todos los personajes pintorescos propios de éste carnaval. Estos son las ovejas, el cenicero, el barrendero, los porreros y la vieja; que acompañarán a Marquitos hasta la plaza del pueblo donde se le quemará y por último, se repartirá de vino caliente para todo interesado y así celebrar la muerte de Marquitos.



Documentación antigua del Carnaval en el Archivo de Agurain -Salvatierra

1825
:   
En la tarde del día 6 de marzo notó el alcalde Juan López de Opacua que en la calle Mayor, ante la casa de Matheo Luzuriaga esta congregada muchísima gente de todas clases y de ambos sexos, llegando a entender por las voces desentonadas que se percibían a lo lejos que se había formado alguna quimera fue apresuradamente con el objeto de restablecer el orden y vio que José Ramírez, comandante de la Milicia Nacional Local de Salvatierra estaba sobremanera exaltado y furibundo; con su sable desembainado hacía demostraciones de querer acometer y entrar en la casa de Matheo, profiriendo al mismo tiempo descompasadamente voces obscenas y escandalosas provocando una quimera de primera magnitud. El alcalde trató de contenerle pero "su desobediencia fue tan notoria como escandalosa y en lugar de obedecer trataba de mandar despótica y arbitrariamente al mismo alcalde sin contenerse en proferir las mismas expresiones que anteriormente y con el mismo ardor y acaloramiento".


Era un día de disfraces y enmascarados "vestidos algunos de mujer y otros en varias figuras, y entre ellos uno con ábito clerical, eso es, con su manteo y sombrero de teja y aliándose por allí cerca D. Simón de Luzuriaga, Presbítero Beneficiado de las iglesias unidas de esta Villa y Cura Párroco en su barrio de Opacua, se acercó a el que llevaba ábito clerical y le dijo fuera esa ropa, a lo cual contestó que quien era el que lo mandaba y se dio á conocer quien era desembozándose". Era José Ibáñez de Opacua, mozo soltero, quien se acercó a uno de los voluntarios de la milicia nacional y le quitó el sable amenazando a D. Simón que se fue corriendo a casa de su hermano Mateo, congregándose mucha gente, entre ella el comandante todo furioso.


1777:
Autos de Oficio contra Antonio Ruiz de Luzuriaga y otros mozos, vecinos de Salvatierra.

En la calle Parroquia de San Martín hubo quimera entre varios mozos a la noche, saliendo heridos Juan de Aragón y Pedro Joachim de Gaztaminza. Acudieron los alguaciles y pusieron en la cárcel a diversos mozos que se hallaron en la quimera y continuaron en ella hasta que se averiguase quiénes habían sido los culpables. En total fueron arrestados ocho y se presentaron seis testigos. Según ellos, Antonio "lebantando un palo aporrado le sacudió á dicho Gaztaminza tres golpes en la cabeza que le dejó aturdido, y después salieron en su defensa... y viendo que el dicho Antonio continuaba con dicha porra alguien le dijo que vas hacer, quieres matarle, sin ningún motivo, á lo que respondió déjame, déjame".


Hermanos Olalde, el del medio Pepe el fotógrafo, Asteasu, Larreina,Gonzalo.

Habían estado todos juntos cenando o merendando, "pagaron el escote que les correspondió" y luego fueron haciendo ronda con una guitarra. Alguien debió decir "al agua" y empezó la riña y los golpes "dandosen moquetes ó cachetes".

Por lo visto, por la mañana anduvieron por las puertas recogiendo alguna cosa para merendar y tocando la guitarra. Después de comer "echaron un trago de vino y se fueron a la fiesta y tamboril" para después merendar.

Estando Gaztaminza "en la Plaza de San Juan danzando al son del tamboril, llegaron a ella Juachim de Oñate y un Estudiante a pedir una danza y sacaron la danza", pero al llegar unos mozos "vestidos de disfraces" de azafraneros" se opusieron a que danzaran y comenzaron a armar "quimera". Era martes de carnestolendas, 12 de febrero.


1793:   
Auto del Real Oficio de Justicia sobre cierta quimera el día 12 de febrero por la noche entre varios mozos resultando herido uno de ellos llamado Martín Ruiz de Luzuriaga.

Durante varias noches andaban "persiguiendo a las criadas de servicio, apagándoles los faroles que llevaban encendidos, rompiéndolos y tratándolas mal de palabra y obra, profiriendo palabras escandalosas, torpes y desonestas y escandalizando al pueblo, rompiendo la paz y sosiego público de que gozaba".

El cirujano vio la herida y por tratarse de la cabeza "la principe del cuerpo y la estación del tiempo" le mandó guardar reposo para no sufrir "consecuencias melancólicas".

Varios mozos habían estado desde las seis a las ocho de la tarde divirtiéndose en casa de Gregorio Martínez de Alangua; después salieron por la calle Zapatería hasta la plaza de San Juan con una guitarra y pandereta y detenidos un rato en la plaza se dirigieron hacia la calle mayor donde se había armado una quimera en la esquina donde habitaba D. Leandro de Osete, entre varios mozos; unos llevaban piedras y otros, palos. Las guitarras quedaron rotas y les dio por jugar a romper faroles a todos las que pasaban por la calle.


Eran carnestolendas en Salvatierra e iban un tanto disfrazados, todos de blanco y uno de militar. Todos eran menores de 25 años y solteros. Sus profesiones u ocupaciones eran: herrero, cirujano, tejedor, chocolatero, arriero, ministro de a pie, es decir, empleado en rentas reales y resguardo de la real aduana, cursante de leyes en el universidad del Colegio real de Oñate, sastre, etc.

Se les apercibió "de que en lo sucesivo se abstengan de tan impropios procedimientos, se conduzcan a una vida cristiana; se aparten de las ocasiones de ofender al prójimo; se recojan a sus hogares y casas al toque de queda y silencio, sin salir de ellas al de las oraciones sin farol y luz artificial; absteniéndose de formar pelotones y juntas en las calles; dejando a las gentes vayan por su camino".




Bibliografía: Fernando Sánchez Aranaz
                 Henrike Knörr
                 Padre Alday
                 Carlos Ortiz de Zarate
                 Asociación Cultural ILEGAN
                 Archivo Municipal de Agurain


Fotografías: Pepe Olalde
                 Roberto Eguino
                 Kepa Ruiz de Eguino                  


 
 
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